Rosa Luxemburgo

La fallas de los jefes

 


Escrito: Enero de 1919.

Publicado por primera vez: Die Rote Fahne (Berlín), 11. Enero 1919.

Nota del traductor: Tomada del alemán y con intento de correcciones a la versión del traductor automático en línea.

Traduccion: Carlos Guerrero, con cuyo permiso aparece aqui.

Transcripcion/html: Rodrigo Cisterna, abril de 2014.


 

Las cosas en Berlín han tomado un rápido giro, que provoca la más fuerte crítica y la más seria preocupación de las masas obreras.

Hemos expresado en el transcurso de los últimos días a menudo, de forma abierta y diáfana, que la dirección del movimiento de masas berlinés de estaba dejando que se perdiera toda fuerza, determinación, unidad e impulso revolucionario. Hemos proclamado claramente que la dirección iba muy atrás de la madurez y combatividad de las masas. Hicimos todo lo posible dentro de estos organismos dirigentes mediante iniciativas y exhortaciones, como también desde fuera -en la "Rote Fahne"- mediante una crítica completa, para impulsar el movimiento, para trasladar el afán revolucionario de las grandes empresas al escenario de actividades.

Pero todos los esfuerzos e intentos han fracasado finalmente por las vacilaciones y las posiciones tímidas de este organismo dirigente. Después de que se hubiera parado y dejado perder durante cuatro días la determinación práctica y la energía combativa de las masas mediante una completa falta de dirección, después de que mediante dos Rondas de negociaciones con el gobierno Ebert-Scheidemann, se debilitaran las perspectivas de lucha revolucionaria y que la posición del gobierno se hubiera fortalecido de forma efectiva, los dirigentes revolucionarios decidieron finalmente la noche del miércoles al jueves a suspender las negociaciones y a adoptar la lucha con todas sus consecuencias. Pronunciaron la palabra huelga general y el grito a las armas!

Pero este fue, por lo demás, la única conquista a la que llegaron los dirigentes revolucionarios.

Se entiende enseguida de lanzar el llamado a la huelga general y al armamento a las masas, se debe hacer todo lo posible para asegurar el cumplimiento más enérgico de esta consigna. ¡Nada parecido emprendieron los dirigentes! Tuvieron suficiente con las palabra desnudas y, ... decidieron igualmente el jueves por la noche ¡emprender por tercera vez negociaciones con Ebert-Scheidemann!

Esta vez el movimiento de unidad que llegó entre los trabajadores de la Schwartzkoppf y de algunas otras grandes empresas del río, proporcionó el deseado pretexto para romper la lucha emprendida anteriormente en todas las formas. El personal laboral de la Schwartzkopff, del AEG, de la Knorr-Bremse pertenece a las tropas centrales del proletariado revolucionario berlinés, y no hay ninguna duda de las sus mejores intenciones. Pero los trabajadores, en este caso, fueron objeto de la manipulación de una de los Haase: Oskar Cohn, Dittmann y otros. Estos individuos trabajando de forma demagógica con las muy estimadas palabras clave de "unidad", "ningún derramamiento de sangre", buscan de desvanecer la combatividad de las masas, confundirlas y disolver la decisiva crisis revolucionaria en un falso compromiso con la contrarrevolución.

Es claro para todos los que no se quieran dejar engañar, que esta rimbombante unidad que el USP ingenió es indudablemente el mejor servicio que podían ofrecer a Ebert-Scheidemann en la situación presente. Incluso cuando colgaban del aire, temblando, y recibían el apoyo indeciso y poco placentero de tropas vacilantes, y la desconfianza de la burguesía, los traidores del socialismo hacían una prueba de fuerza con los obreros en los últimos días de las horas más pesadas de su breve gloria gubernamental. La impresionante salida de las masas en la calle, el giro que tomaba la brutal provocación gubernamental en la cuestión de las provocaciones, había pasado por encima de la cabeza de estos aventureros. Y al darse ya por medio derrotados: esto se mostraba claramente en toda la indecisión y la creciente incertidumbre de las medidas contrarrevolucionarias de los últimos días.

Después llegaron como período salvador las negociaciones y finalmente el movimiento de unidad. El USP se evidenció aquí de nuevo como el ángel salvador de la contrarrevolución. Haase-Dittmann abandonaron el gobierno de Ebert, pero continúan en las calles con la misma política de cobardía de los Scheidemann.

¡Y la izquierda del USP acepta y hace esta política! Las condiciones para las negociaciones decididas recientemente con el gobierno, que fueron aceptadas por los dirigentes revolucionarios, fueron formuladas por Ledebour. Se pide por una parte, como precio, la capitulación de los trabajadores, y por otra, la destitución de Ebert, Scheidemann, Noske y Landsberg del gobierno. ¡Como si se tratara solo de personas y no de una determinada política! Como si no resultara en una pura confusión y equivocación de las masas sustituir los típicos y declarados representantes de la política infame de Scheidemann por cualquier estadista gris que haga únicamente de hombre de paja, la misma política, mientras los Ebert-Scheidemann se esconden tras el telón moviendo los hijos y eludiendo el juicio de las masas!

De una manera u otra la totalidad del USP transformó una política de negociaciones a través de los dirigentes revolucionarios en una capitulación del obrerismo revolucionario para esconder los antagonismos y las contradicciones internas. Es la política del 9 de noviembre, al que se ha de retroceder después de ocho meses de situación madurada y de unidad política de las masas!

El Partido Comunista no toma parte obviamente en esta lamentable política y la rechaza toda responsabilidad. Consideramos aún como nuestro deber hacer avanzar la cuestión de la revolución, de enfrentarnos a todos los intentos de confusión con una energía férrea y alertar a las masas con una crítica implacable de los peligros tanto de la política vacilante de los dirigentes revolucionarios como de la política empantanada del USPD.

La crisis de los últimos días hace de la mayor importancia y urgencia que las masas extraigan una lección. La situación anterior de ausencia de dirección, de falta de un centro organizativo de los berlinéses se hace insostenible. Si la cuestión de la revolución debe continuar hacia adelante, si la victoria del proletariado y el socialismo deben ser algo más que un sueño, entonces los obreros revolucionarios debe crear órganos de dirección, que desde lo alto sepan conducir y emplear la energía combativa de las masas. Por encima de todo el período inmediato dedicarse a la liquidación de la USPD, este cuerpo en decadencia que puede con sus productos de descomposición envenenar la revolución. El enfrentamiento con la clase capitalista adopta la forma en Alemania en primer término de colisión con Scheidemann-Ebert, quienes son la guardia de seguridad de la burguesía. Y la colisión con los Scheidemann plantea la liquidación del USPD, que actúa como guardia de seguridad de Ebert-Scheidemann.

Claridad, dureza, lucha implacable contra todos los intentos de ocultar, de vuelta y de confundir, acopio de la energía revolucionaria de las masas y creación de los órganos correspondientes para dirigirla en la lucha: estas son las tareas más candentes del período inmediato, estas son las lecciones más importantes de los últimos cinco días de destacados avances de las masas y deplorables fallas de los dirigentes. ●