Escrito: Por César Vallejo, en el Odessa Hotel,
28 rue d'Odessa, París, el 14 de julio de 1923.
Fuente:
Facsímil de la postal albergada en la Biblioteca Digital de la Biblioteca Nacional del Perú.
París, 14 de Julio 1923
Mi queridísimo hermanito Víctor:
El Altísimo permita que mis letras les hallen llenos de bienestar, papacito y toda la familia. El Altísimo también ya me hizo llegar sin contratiempo alguno a esta gran capital, que, según opinión universal, es lo más bello que Dios ha hecho sobre la tierra.
Aquí estoy ya, y me parece todo un sueño, hermanito amado. Un sueño! Un sueño! Quiero llorar ahora, viéndome aquí, tan lejos de ustedes … uf! muy lejos! Quiero llorar mucho, a torrentes, porque mi dolor y mi tristeza asoman a mis ojos y no me dejan escribir…
Llegué ayer 13, a las 7 de la mañana, en el expreso de La Rochelle. Mi salud buena. He visto aún poco. La torre d’Eiffiel, Cuartel de los Inválidos, el Sena, el Arco del Triunfo, los Campos Elíseos, el palacio y el lago de Versalles. Esto no es nada. París no tiene principio ni fin. Es para no acabar.
Hoy, 14, es la fiesta nacional de Francia. En este momento acabo de llegar del palacio de la delegación del Perú, donde he sido agasajado con un almuerzo, por invitación del Ministro Plenipotenciario doctor Mariano A. Cornejo. Qué almuerzo más lujoso! Criados de correcto frac nos han servido. Cornejo brindó por la alegría de tener aquí al poeta Vallejo. Estas son sus palabras textuales. He saboreado el champán auténtico de Francia. Ya han de ver ustedes periódicos ahí donde se dé cuenta de todo esto.
De España le escribí a papacito una tarjetita que supongo la habrá recibido ya.
Hermanito: Jamás soñé, cuando yo era niño, que algún día me vería yo en París, alternando con grandes personajes. Todo me parece que estoy soñando, y me miro y no me reconozco. Tan humildes hemos sido, tan pobres!
Ahora ya Dios verá por mí. Confío en él y en él espero. Aquí sigo trabajando una novela para presentar al Concurso de París de este año, con un premio de 10.000 francos. Dios quiera que sea el premiado, con lo que habría yo alcanzado el laurel definitivo y una gloria universal. Dios lo quiera. Ya les avisaré.
En este hotel, cuya fotografía se inserta en este pliego, estoy alojado. Ocupo la habitación del quinto piso, que verán ustedes marcada con tinta. De ahí le escribo ahora, a las 5 de tarde. Llega del boulevard un murmullo de músicas, risas, voces, traquidos de carros subterráneos, etc etc. Dedico este momento a la sagrada memoria de mi padre y de todos ustedes, que, a estas horas estarán en mi Santiago y en casita, quizá conversando juntos, riendo o acaso llorando. Pienso en ustedes y la melancolía me ahoga y no puedo más. Yo regresaré a América, Dios lo permita, muy pronto. Vamos a ver.
París está en pleno verano. Hay un calor horrible.
Poco a poco hablaré el francés correctamente.
Escríbanme siempre. No se olviden. A papacito le escribo mañana.
Díganme como va el juicio de Agusto. Esto me tiene muy intranquilo.
A Nestitor le escribo ahora.
Mi dirección:
"Monsieur César Vallejo –
Legation du Perou
14 rue Chateaubriand (8º)
París"